Aprovechando que las temperaturas ya han bajado, y mucho, creemos que es el momento ideal para hablar de deshidratación, un fenómeno muy habitual en los meses de frío. Pero antes hay que hacer una aclaración: no es lo mismo la piel seca que la piel deshidratada. Una piel seca tiene menor cantidad de lípidos y pierde agua, por lo que requiere cuidados específicos y mucha hidratación, sin embargo la deshidratación suele ser un problema temporal que puede afectar a todos los tipos de piel haciendo que se vuelva rugosa, tirante e incómoda, y, en casos más extremos, que se descame.
Las causas de la deshidratación son muchas y muy variadas: el nivel de humedad, las temperaturas extremas (tanto si son altas como bajas), el viento, el sol, el contacto prolongado con agua debido a una higiene excesiva, el uso de jabones agresivos, algunos medicamentos… Todos estos factores tienen mucho que ver con la deshidratación de la piel.
¿Y cómo reconocer una piel deshidratada? Muy sencillo: la piel está áspera y falta de elasticidad, apagada y sin luminosidad, incómoda y tirante, y aparecen arrugas de deshidratación (en los pómulos y el contorno de los ojos).
Para cuidar la piel deshidratada es fundamental limpiar la piel muy suavemente para evitar que se vuelva más frágil, y aplicar una crema hidratante varias veces al día (al menos, por la mañana y por la noche, pero si tu piel te pide más, dásela), para mantener un nivel adecuado de hidratación y restablecer la función barrera de la capa córnea. Elige una textura adecuada a tu tipo de piel y al clima en el que te encuentres.
Entre los ingredientes activos que te ayudarán a mantener la piel hidratada podemos distinguir cuatro grandes grupos:
- Ingredientes con acción higroscópica, que retienen el agua de forma duradera, como la glicerina, el sorbitol o el propilenglicol.
- Ingredientes con interacción química: favorecen la unión del agua a las proteínas de la membrana celular y son capaces de retener el agua dentro de las células, como la urea y los alfahidroxiácidos.
- Ingredientes oclusivos: impiden la evaporación del agua, como la vaselina, la lanolina, el escualeno o la cera de abeja.
- Otras sustancias hidratantes: colágeno, ácido hialurónico, ceramidas, vitaminas (sobre todo, B, A, E, C, H y D).
Si pese a que estás cuidando correctamente tu piel sientes que sigue deshidratada e incómoda, acude al dermatólogo, que te recomendará el tratamiento más adecuado en función de las necesidades de tu piel.
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